El jardín cuando adquirí mi casa. |
Así estaba el jardín:
Cuando me vine a vivir para mi nueva casa, el jardín tenía un aspecto salvaje, lleno de hierba y espinos, producto de varios años que llevaba terminada la obra sin tener dueño, todo un desafío para mis agotadas fuerzas después de la mudanza; además comenzaba el invierno y yo vivo en el norte, ¿Se pueden imaginar que bloqueada e impotente me sentía?
Ante esta perspectiva, no tuve más remedio que posponer cualquier tarea de jardinera, algo que me apetecía mucho, pues tener una casa con terreno siempre había sido mi ilusión.
Diciembre.
Diciembre estaba a punto de entrar y con él llegarían las heladas, la lluvia y las primeras nieves. la naturaleza entraba en un periodo de reposo y letargo de varios meses y mis ansias de comenzar el proyecto que más o menos tenía pensado, debían esperar. Cualquier cosa que plantara, en unos días sería víctima de los 10º negativos que llegamos a alcanzar por esta zona.
Limpieza.
El jardín recién arado. |
Me armé de paciencia y pospuse todas las tareas hasta poco antes de llegar la primavera. Fue entonces, cuando la temperatura comenzaba a suavizarse, cuando encargué a una gravera que me trajera tierra y arena, en las proporciones que un jardinero profesional me había aconsejado, pues aquí el terreno es muy arcilloso.
Llega el camión con la tierra y arena. |
Mucha tarea por delante. |
Cuando iba ya pasando la mitad del trabajo, mi ilusión superaba ya al cansancio y solo tenia en el pensamiento como iba a distribuir las distintas zonas y ambientes del jardín.Aunque siempre me gustaron los jardines de estilo japonés, confieso que no tenía mucha información ni conocimientos del diseño. Pero ocurrió que por casualidad realice un viaje a casa de un amigo que era muy entendido en paisajismo y entre los dos diseñamos algo parecido a lo que tengo, pues cada año voy cambiando o agregando alguna cosa.
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